El corsé es una prenda que se empezó a utilizar en culturas como la egipcia, la griega y la romana. En 1550, Catalina de Médici prohibió las cinturas anchas, promoviendo el uso del corsé en su corte. Para el siglo XVII se volvió un artículo popular en países como España y Francia, usado para afinar la cintura de la mujer y destacar los cánones de belleza de la época. Los materiales con que se producían eran varillas de fierro, madera y, en algunos casos, huesos de ballena.
Poder y opresión
Desde su creación, el corsé trae consigo cierta información que responde, además de una cuestión estética, a una cuestión disciplinaria que pretendía mantener el dominio de los cuerpos femeninos. El uso de esta prenda era una muestra de poder, pero también de opresión y pertenencia a una cultura y un estrato social.
Además de obligar a mantener una postura erguida, el corsé provocaba dificultad para respirar y limitaba el movimiento. Posteriormente, esta pieza se complementó con faldas voluminosas y pesadas que requerían de una estructura de acero que las soportara: el miriñaque. Su llegada, en el siglo XIX, hizo más complejo el movimiento de la mujer y la accesibilidad en espacios reducidos.
El corsé y el miriñaque son un ejemplo de que la moda puede ser un medio para estandarizar pero también para dominar.
Corsé en el arte
El arte, como reflejo de un momento histórico, muestra a través de varios artistas la importancia que tuvo el corsé en la sociedad y cultura en siglos pasados. Ejemplo de ello son Diego Velázquez y Toulouse Lautrec, quienes plasmaron diferentes escenas en las que los corsés forman parte del imaginario de los siglos XVII y XIX. Así, con el paso del tiempo, el corsé en sí mismo se ha convertido en una pieza de arte.
En los siglos XX y XXI, algunas subculturas como la steampunk y la gótica han retomado el uso del corsé. Su habitual uso logró que fuera una prenda clásica que se ha adaptado a las nuevas necesidades, moda y estereotipos de otra época.
El steampunk es un movimiento que se alimenta de la ciencia ficción, el futurismo, la tecnología y la estética de la época victoriana. En la subcultura gótica se tiene una clara vena artística que se refleja en la vestimenta, la música y su literatura. Ambas expresiones se caracterizan por la imagen de mujer fatal, que va de lo agresivo a lo sexual, siempre con gran éxito. El corsé es una prenda por excelencia para crear esta atractiva imagen.
El brasier
A pesar de que sus antecedentes datan de las culturas antiguas (como la romana), el brasier fue patentado en 1914 por Mary Phelps Jacob, quien buscó una alternativa ante el incómodo y poco práctico corsé. Años después, a Ida Rosenthal se le atribuye la creación de las tallas del brasier que se ocupan hasta el día de hoy.
En 1948 se introdujo el brasier push up y los distintos estilos que salían a la venta se popularizaron. Desde entonces, se han mantenido sin perder su esencia, respondiendo a un estereotipo de moda y belleza que ha evolucionado. Sin embargo, con el paso del tiempo y la llegada del movimiento de liberación femenina en la década de 1960, se extendió la tendencia de no usar brasier como muestra de libertad.