La central nuclear Vladimir Ilich Lenin, ubicada a 120 kilómetros de la capital de Ucrania, está ligada a una historia de muerte y destrucción ocasionada por errores técnicos y humanos. El 26 de abril de 1986, pasada la 1 de la madrugada, se realizaba una prueba que provocó una explosión en el cuarto bloque del reactor nuclear; dicho estallido tuvo tal magnitud, que liberó energía y radioactividad 500 veces mayor que la ocasionada en Hiroshima.
De manera inmediata murieron 30 personas a causa de la explosión. Aunque se evacuó el lugar (36 horas después del accidente), se calcula que hubo más de 1,000 lesionados graves a causa de la radioactividad. Según los diarios, tuvieron que removerse varias capas de tierra, ya que esta había absorbido la radiación. Estudios han revelado que hay zonas donde la radiación permanecerá por milenios.
Cierre de la central nuclear
El mismo año del fatal accidente se construyó una estructura de hormigón para cubrir el reactor 4 con el fin de aislar la radiación existente; para ello, se requirieron 7,000 toneladas de acero y 410,000 metros cúbicos de hormigón. Sin embargo, con el paso del tiempo y por la radiación misma, la estructura se fue desintegrando por lo que hubo que levantar una nueva estructura ante el riesgo constante. El 15 de diciembre del 2000 se cerró de manera definitiva la central nuclear.
Radioactividad en Europa
Pripyat, la ciudad donde se localizaba la planta nuclear, tenía una población de 48,000 habitantes al momento del accidente. La contaminación provocada alcanzó 142,000 kilómetros cuadrados, afectando principalmente al territorio de Rusia, Bielorrusia y por supuesto Ucrania. Las condiciones meteorológicas facilitaron que la radiación también llegara, en menor grado, a Suecia, Finlandia, Austria, Noruega y Bulgaria, entre otros países.
Recién ocurrido el accidente, el gobierno ruso no reconoció la magnitud de los hechos, sin embargo pasado el tiempo tuvo que retractarse, ante las claras muestras de que se había extendido la radioactividad a otros territorios.
Daños
En 1991 se creó el International Programme on the Health Effects on the Chernobyl Accident, que trata casos de leucemia, desórdenes de tiroides y daño cerebral a causa de la radiación. Para disminuir el peligro, 350 mil personas fueron desalojadas de las zonas de riesgo y cerca de 600,000 estuvieron sometidas a radiación durante los trabajos de limpieza. Actualmente, son 5 millones de personas las que habitan en zonas donde aún se registran altos niveles de radiación, lo que sigue constituyendo un serio problema para la salud pública.
Como una bomba atómica
La Escala Internacional de Accidentes Nucleares fue creada para describir la magnitud de los daños. Esta escala describe siete niveles de daño:
1.- Anomalía
2.- Incidente
3.- Incidente importante
4.- Accidente con consecuencias de alcance local
5.- Accidente con consecuencias de mayor alcance
6.- Accidente importante
7.- Accidente grave
Por sus consecuencias, el accidente de Chernóbil fue clasificado en el último nivel, el número siete, y considerado como uno de los peores desastres medio ambientales del mundo. Tal y como si hubiera caído una bomba atómica.
Turismo en zona radioactiva
La zona devastada atrae a cerca de 10,000 turistas y curiosos cada año. En Pripyat, a cuatro kilómetros de la planta, se inauguraría un parque de diversiones una semana después del accidente. En este lugar, los niveles de radiación han bajado considerablemente, por lo que se ha convertido en un gran atractivo para los turistas. Existen recorridos a Chernóbil que van de los 100 a los 500 dólares. A los turistas se les pide que firmen una carta de deslinde de responsabilidades. Como medida de seguridad, se sugiere llevar un contador Geiger para medir los niveles de radioactividad.