En la última década, en diversas partes del mundo se han descubierto miles de figuras plasmadas en la tierra con diferentes motivos (figuras humanas, seres antropomorfos, animales o símbolos); muchos de ellos llegan a medir cientos de metros. A estas figuras se les conoce como geoglifos y han planteado varias incógnitas. ¿Por qué los hicieron? ¿Cómo los elaboraron? ¿Para quiénes los hicieron?
Las hipótesis para explicar estas incógnitas van desde las basadas en el rigor científico más radical, hasta aquellas que están tejidas con una imaginación desbordada y exacerbada. A pesar de ello, los enigmas en torno a los geoglifos siguen inquietando a los investigadores.
En diversos países como México, Perú, Inglaterra y Estados Unidos, entre otros, se han descubierto cientos de geoglifos. Los más recientes estudios sugieren que, sin importar la ubicación geográfica ni la cultura que los haya plasmado, su finalidad era de corte mágico. Según esta postura antropológica, era una forma mágica de invocar un poder de la naturaleza: ya sea protección, lluvia o cosechas abundantes. A continuación mostramos un recuento de las zonas con geoglifos más famosas alrededor del mundo.
Geoglifos en Perú
En 1941, el historiador Paul Kosok y su esposa, Rose, encontraron unas extrañas líneas en el desierto de Nazca, en Perú. Para sus descubridores, las líneas eran una enorme guía para calcular el movimiento de las estrellas.
Con el tiempo se descubrieron diversas figuras que ampliaron el panorama: una araña, un colibrí estilizado y un hombre búho, entre otros. Fue entonces que los arqueólogos se dieron a la tarea de hacer los mapas de las líneas de Nazca. Por medio de este estudio se descubrió que algunas figuras tienen una longitud de hasta 9 kilómetros; en cambio, otras van de los 9 a los 150 metros. Todas las figuras y líneas de Nazca cubren un área aproximada de 900 kilómetros cuadrados. La aridez del desierto peruano permitió que los geoglifos sobrevivieran por encima del tiempo y los fenómenos naturales.
María Reiche (académica de la Universidad de Hamburgo) continuó con las investigaciones en Nazca a partir de 1945 y descubrió nuevas figuras, entre las que destaca un gigantesco mono. Sus estudios demostraron la similitud de las figuras con las imágenes decorativas de la cerámica y tejidos de los indios Nazca, antiguos pobladores de la costa peruana, antecesores de la civilización inca, que habitaron la zona hace 1,500 años.
En 1968, el astrónomo Gerald Hawkins intentó determinar la correlación entre las líneas de Nazca y el firmamento. Sin embargo, no halló algún nexo. Otras explicaciones, colgadas de la fantasía, señalan a los geoglifos como base para coreografías de danzas rituales.
Para otros estudiosos, las líneas de Nazca tienen una relación lógica con la mitología andina, relacionada con la lluvia y la fertilidad. Los estudios más serios y recientes, sugieren que los dibujos tenían la finalidad mágica de invocar el agua. De hecho, en varios geoglifos han descubierto cavidades donde se depositaban elementos relacionados con la agricultura y el mar.
Geoglifos en Inglaterra
En las colinas de Inglaterra existen enormes siluetas de seres humanos y animales. Los principales geoglifos ingleses son el Caballo Blanco de Uffington y el Gigante de Cerne Abbas, los cuales se remontan a principios de la época precristiana, etapa en que las islas estuvieron regidas por los Celtas.
El Caballo de Uffington está situado a 120 kilómetros de Londres, en una colina de 150 metros. De hecho, se ubica cerca de una vieja fortificación. Se cree que servía como emblema para intimidar a los enemigos. Otros lo han asociado con “la colina del Dragón” y la leyenda de San Jorge. Se considera que, más que un caballo, se trata de un dragón estilizado que representa la victoria del patrón de Inglaterra, San Jorge, sobre la bestia.
Por otra parte, el Gigante de Cerne Abbas se localiza en la colina de Dorset, al sur de Inglaterra. Este geoglifo tiene 60 metros de altura. La figura cuenta con varias leyendas. La más recurrente, de origen medieval, narra la historia de un gigante que durante mucho tiempo provocó terror entre los habitantes. Un día, cuando estaba dormido en la ladera, los pobladores aprovecharon para matarlo; después trazaron su colosal figura como escarmiento.
Geoglifos en Estados Unidos
En 1923, el coronel Jerry Phillips, al recorrer el desierto de Mojave en su avión biplano, descubrió la figura del Gigante de Blythe. A partir de entonces, se desarrollaron nuevas búsquedas que permitieron el descubrimiento de más de 200 geoglifos en la zona.
Algunos arqueólogos consideran que los geoglifos de Mojave sólo muestran las tendencias místicas de los indios que habitaron en el desierto. Las figuras más antiguas datan del 3,000 antes de Nuestra Era; y las más recientes son del siglo XVIII. Las leyendas de los indios Mojave indican que el Gigante de Blythe es la representación de un coloso maligno que asoló a los antiguos pobladores. También se dice que fue una advertencia para no transitar por este lugar. En términos generales, las figuras parecen estar relacionadas con prácticas espirituales así como fines astronómicos.
La Gran Serpiente
En el estado de Ohio se encuentra uno de los geoglifos que más ha llamado la atención por su extensión (alrededor de 300 metros) así como por la belleza de su leyenda. Se narra que los nativos la construyeron para conmemorar un eclipse lunar.
Dentro de los geoglifos americanos también se pueden mencionar la figura de un enorme caballo, en Yuma, Arizona; el círculo de danza de Black Point, así como representaciones de aves y osos.
Supersticiones y creencias
Hay quienes afirman que diversas experiencias paranormales se presentan tanto en las colinas con geoglifos como en los monumentos megalíticos. Estas “experiencias sobrenaturales” consisten en supuestas apariciones de parientes fallecidos o personajes históricos, hasta el “contacto con extraterrestres”.
Para los creyentes, los geoglifos se encuentran sobre “canales de energía geofísica” o puntos donde hay” mucha energía”, lo que propicia los “fenómenos psíquicos”. Sin pruebas contundentes, estas anécdotas tan sólo vienen a formar parte de la imaginería popular que se suma al bagaje mitológico, de leyendas y tradiciones ancestrales, pero con el toque moderno del lenguaje paranormal y ufológico.